La Figura del Empresario



Empresario: es el promotor, creador, puede ser el dueño o solo el gestor. Es la persona que tiene que tomar las decisiones más importantes.
El empresario tiene que ser al menos uno de estos perfiles (algunos veces pueden coincidir los tres en la misma persona):
- Emprendedor: es una persona con iniciativa, intuición, imaginación o con una buena idea, la que quiere materializar en un bien o servicio.
- Capitalista: es la persona que aporta dinero. Sin el capitalista, ninguna idea podría materializarse.
Antes, eran persona ricas que invertían dinero en proyectos (suyos o de otras personas), o eran mismos inventores, que con todos  sus refuerzos conseguían dinero para sus proyectos.
Hoy en día, son los bancos o las empresas de capital riesgo, que sí confían en que proyecto obtendrá éxito, invierten dinero en él.
- Administrador o gestor: en actualidad, es el más frecuente. Es la persona que gestiona a la empresa. No aporta dinero lo aporta muy poco. Es contratado por los propietarios.
En este caso existe una separación entre la gestión y la propiedad de la empresa.

Antes, un empresario no podía tener solo una de estas características, pero hoy en día se separan. Un emprendedor acude al capitalista en busca de recursos económicos. Si el capitalista queda convencido, le presta el dinero al emprendedor (que se convierte en capitalista) y este ahora tiene que contratar a una o varias personas (gestores) que se encarguen de dirigir aquellas tareas que él no puede hacer.

▪ Teorías sobre el empresario

Hasta finales del siglo XIX no hay distinción entre propiedad y gestión. Entonces, surge una serie de teorías económicas:
Teoría del empresario-riesgo (Frank H. Knight): empresario es agente de desarrollo dinámico e innovador. Debe tomar  decisiones sobre organización de empresa, aprovisionamiento de materias primas y otros factores productivos (volumen, precio) y  también calcular las ventas futuras. Si lo hará bien, obtendrá beneficios, si lo hará mal, generará pérdidas. Debe tener buena  habilidad para gestionar la empresa en condiciones de incertidumbre (que es muy importante para Knight). La incertidumbre, a  diferencia del riesgo (hay cierta probabilidad de que ocurra), no se sabe si va a pasa o no.

Teoría del empresario-innovador (Joseph A. Schumpeter): la principal función del empresario es innovar (aplicación productiva  de una invención). Tipos:
- Introducción de nuevos bienes o bienes de distinta calidad.
- Introducción de nuevos métodos productivos.
- Apertura de nuevos mercados.
- Nuevas fuentes de materias primas.
- Implantación de una nueva organización en una determinada industria.

En este mercado hay una situación de equilibrio hasta que alguna empresa innova algo. Entonces aparece un monopolio  temporal con grandes beneficios para esta empresa. Luego surgen muchos competidores, que intenten imitarla (para obtener los  mismos beneficios). Con aparición de competidores, los beneficios de empresa innovadora disminuyen, se estabilizan y de nuevo  aparece un equilibrio en el mercado.

Tecnoestructura (J. K. Galbraith): Los beneficios se obtienen según la capacidad de innovación del empresario, y no del riesgo.  El empresario puede no ser capitalista (que tiene riesgo de perder dinero), sino solo su gestor.
Galbraith dice que una sola persona no puede dirigir la empresa, sino lo tiene que hacer un grupo de especialistas  (economistas, ingenieros, juristas, etc.). Las empresas, las gobiernan realmente los mánagers o ejecutivos.
Da importancia al creciente papel de tecnología en económica y también sus obstáculos: inversiones mayores, prolongación de  plazos de producción, especialización creciente de programación y personal.
Ahora, el poder no corresponde al capitalista (como antes), sino al grupo de técnicos, que decide todo y es cabeza de la gran empresa (actualmente). A este grupo se le llama la tecnoestructura. Su objetivo principal no es maximizar beneficios, sino el  crecimiento de la empresa.
Ahora, la firma determina las necesidades del consumidor, mediante el empleo de propaganda.
Galbraith también reduce las relaciones de empresas grandes con el Estado, dejando en manos del sector privado algunas responsabilidades. La empresa asume gastos nuevos (como en materia de investigación), con ello se lleva los beneficios obtenidos. Esto refuerza la potencialidad de tecnoestructura.
Estas tesis originaron un alboroto en los Estados Unidos y en Europa. A Galbraith se le reprocha que hace uso de una  simplificación excesiva de realidad económica (sobreestimación de potencia real de la tecnoestructura y de ignorar sector menos  organizado en economía (agricultura, servicios, etc.).

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